EL MOZO ENAMORADO
Hace veinte años que viaja desde Padua al centro.
Hace veinte años que se calza la camisa, el moño, la bandeja bajo el brazo y la espera expectante.
Ella toma un cortado en vaso, siempre en la misma mesa.
Charlas fugaces.
Su sonrisa es la mejor propina de la noche.
Hace veinte años que se calza la camisa, el moño, la bandeja bajo el brazo y la espera expectante.
Ella toma un cortado en vaso, siempre en la misma mesa.
Charlas fugaces.
Su sonrisa es la mejor propina de la noche.
Que bellos todos los trabajos, son motivos inspirados -no lo dudo- por algún duende misterioso, que invisible, se divierte haciendo realidad lo que les "sopla".
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